Una carta no es solo una lista de platos y precios: es una herramienta de ventas que, bien diseñada, puede guiar al cliente a pedir lo que más te interesa y aumentar tu facturación sin que nadie sienta que le están vendiendo.
Un estudio de la Cornell University School of Hotel Administration demostró que un buen diseño puede aumentar las ventas de platos estratégicos entre un 10% y un 30%. Imagina lo que eso significa si lo aplicas a tu restaurante.
Hoy voy a compartir contigo 10 estrategias que usamos en AMG Madrid para convertir una carta normal en una carta que vende.
Tabla de contenidos
1. Usa la psicología de la lectura
La primera que te voy a dar es de las más potentes: aprovecha cómo lee el ojo humano para colocar tus platos más rentables justo donde se ven.

Te explico: lo que suele pasar es que las cartas se diseñan como si fueran un listado, sin pensar en que el ojo no lee todo. Esto hace que los platos más rentables se pierdan en zonas de poco impacto visual.
Yo te propongo algo diferente: adapta la colocación de los platos según el tipo de carta que tengas.
- Carta horizontal (una sola hoja) → El ojo sigue un patrón en Z: de izquierda a derecha, baja y repite. Pon tus platos estrella en las esquinas superiores e inferiores.
- Carta vertical (una sola hoja) → Funciona el efecto de posición serial: lo primero y lo último que lee el cliente son las zonas más recordadas.
- Tríptico → Al abrirlo, la parte central recibe la mayor atención, luego la derecha y por último la izquierda. Coloca tu plato estrella en el centro.
- Díptico (dos páginas) → La página derecha recibe más atención que la izquierda. Pon ahí tus platos más rentables.
- Carta con varias páginas → Las dos primeras páginas son las más vistas; las del medio suelen pasarse por alto.
Si aplicas esto, tus platos clave tendrán entre un 10% y un 30% más de probabilidades de ser elegidos (fuente).
2. Evita los signos de moneda (€)
La segunda es muy simple, pero efectiva: no pongas el símbolo de la moneda junto al precio.
Te explico: ver el símbolo activa en el cerebro el “dolor de pagar”, según un estudio de Cornell University. Esto hace que el cliente piense más en el gasto que en el plato.
Yo te propongo algo diferente:
- Escribe “Entrecot de ternera – 22” o “Entrecot de ternera … 22” en lugar de “Entrecot de ternera – 22€”.
- Mantén todos los precios alineados a la derecha para que no distraigan de la descripción.
Este pequeño cambio puede aumentar las ventas de algunos platos hasta un 8% solo por eliminar el símbolo.
3. Organiza los platos estratégicamente
La tercera es clave: no coloques los platos al azar.
Te explico: muchos restauradores rellenan la carta por categorías sin pensar en el orden, pero el orden influye directamente en la elección.
Yo te propongo algo diferente:
- Coloca los platos más rentables al principio y al final de cada categoría (zonas de mayor visibilidad).
- Separa secciones con títulos claros y espacio en blanco para que el cliente no se sature.
- Usa recuadros para destacar “Recomendaciones del chef” o “Especialidades de la casa”.
Aplicar esta organización puede hacer que un plato pase de venderse 3 veces por noche a venderse 10.
4. Menos es más
La cuarta te puede sorprender: reduce el número de platos.
Te explico: cuando hay demasiadas opciones, el cliente se paraliza y termina eligiendo lo más seguro o lo más barato (paradoja de elección).
Yo te propongo algo diferente:
- 6–8 opciones por categoría es lo ideal.
- Carta total de 25–30 platos máximo.
En un cliente de AMG Madrid redujimos la carta de 42 a 28 platos y el ticket medio subió un 15% en un mes.
5. Usa descripciones emocionales y sensoriales
La quinta es una de mis favoritas: convierte un plato en una experiencia con palabras.
Te explico: decir “Tarta de queso” no emociona. Pero decir “Tarta de queso horneada lentamente, cremosa por dentro y con un toque de vainilla natural” activa el deseo y hace que el cliente la imagine antes de probarla.
Yo te propongo algo diferente:
- Usa palabras que activen sentidos: crujiente, jugoso, aromático…
- Crea micro-historias: “Receta de la abuela con más de 50 años de historia”.
Esto puede aumentar la venta de un plato hasta un 27%, según la Universidad de Illinois.
6. Usa negritas, recuadros o iconos para destacar
La sexta es visual: dale al cliente señales claras sobre qué debe pedir.
Te explico: el ojo busca puntos de referencia, y si todo se ve igual, nada destaca.
Yo te propongo algo diferente:
- Negritas para ingredientes clave.
- Recuadros para platos estrella.
- Iconos para dietas especiales (vegano, sin gluten, picante…).
Esto no solo guía la atención, sino que también ayuda a los clientes con restricciones alimentarias a decidir más rápido.
7. Usa fotos con intención (o ninguna)
La séptima va sobre imágenes: una buena foto vende, una mala foto resta.

Te explico: muchos ponen fotos caseras pensando que “al menos así el cliente ve el plato”. Pero si la foto no es profesional, puede bajar la percepción de calidad del restaurante.
Yo te propongo algo diferente:
- Usa solo fotos profesionales y coherentes con tu marca.
- En restaurantes de gama alta, a veces es mejor no poner fotos y dejar que el camarero y la presentación creen la sorpresa.
Una foto profesional puede aumentar las ventas de un plato hasta un 30% (Cornell University).
8. Asocia platos con emociones o momentos
La octava es emocional: conecta la comida con una experiencia.
Te explico: un plato no solo alimenta, también evoca recuerdos, momentos y sensaciones.
Yo te propongo algo diferente:
- “Paella de domingo” → familia y tradición.
- “Cóctel del atardecer” → relax y disfrute.
- “Chocolate para dos” → intimidad y romance.
En un cliente de AMG renombramos un postre como “El postre de la abuela” y duplicó sus ventas en un mes.
9. Diferencia el plato más rentable
La novena es sobre protagonismo: tu plato estrella tiene que destacar.
Te explico: si el plato más rentable está escondido, se pierde en la carta.
Yo te propongo algo diferente:
- Dale un fondo de color, un recuadro o un icono especial.
- Usa un nombre atractivo y fácil de recordar.
- Haz que el camarero lo mencione siempre que pueda.
Esto aumenta la probabilidad de venta de ese plato hasta un 20%.
10. Incluye una sección sorpresa o secreta
La décima es para despertar curiosidad: ofrece algo que no esté a simple vista.
Te explico: a la gente le encanta sentir que descubre algo exclusivo.
Yo te propongo algo diferente:
- “Fuera de carta” que solo el camarero revela.
- Plato secreto con QR escondido en la carta.
En un cliente nuestro, un plato sorpresa semanal aumentó los clientes recurrentes un 18%.
Conclusión
Si aplicas solo 3 de estas estrategias, ya vas a notar la diferencia en tu facturación.
En AMG Madrid llevamos años ayudando a restaurantes a vender más, sin cambiar ni un solo ingrediente.
Gracias por leernos y por dar el primer paso para mejorar tu negocio. Ahora te toca: prueba, mide y mejora. Y si quieres que lo hagamos por ti, escríbenos.
Este blog es solo el comienzo.
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